Visitas

Masita


A ella le dedique muchos escritos, desde que la conocí me abrió las puertas de la risa a punto del dolor, una mujer que tiene un mundo propio, tan propio y particular que es imposible no reconocerla, a veces se la reconoce a las cuadras gracias a su risa poco moderada.. Ella más bien es efusiva al punto de contener un río en su seriedad, y soltar la carcajada como una catarata contenida que despega del suelo a quien tenga frente.
Ella muchas veces me enojó, por su desprendido compromiso, por su partida desconocida y regreso sin anuncio, por su entrega solo si pasa por allí, y es así, pero siempre pasa por allí su amor, sin nombre, sin casa, sin país, sin color.
Gusta de tantas cosas que no se de cual gusta, ni que le interesa, viene y va, a veces ni viene, y probablemente lo haga tarde, como la mayoría de las amigas de Sandra. Será igual Luna? Siempre elogia las cosas, se conmueve o bien se admira. Es capaz de caer en las trampas mas obvias, es capaz de generar sus propias trampas y reírse de ella contagiando frescura.
Muchas veces me enojó, me ofusqué por su lejanía, las lejanías son siempre tontas, pero cuando vino otra vez sentimos eso, cuanto te habíamos extrañado.
Con vos Luna Masita, una de las tías autoconvocadas o bien amiga despistada o colgada, o la señorita carcajada.
Prometió una cena en casa, una sesión de fotos disfrazada de nativa con vos, prometió venir y leer el libro que te escribí, prometió como hace siempre, y en realidad es lo que nos gusta, que quizás la próxima llamada sea desde Australia, avisando porque no vino esta vez. Sin embargo nos gusta así, la queremos así.