lunes, 21 de julio de 2008

Mas visitas


Nada es casual, el cambio forzado de enfermeros y el sueño que poco a poco los padres recuperan trajo como amanecer el reencuentro de amigos, viejos amigos. Se descorcharon algunos vinos, se desprendieron las risas y mas allá de las horas cotidianas se descubrieron las otras, las horas apagadas desde el tiempo de la panza de Sandra.
Aparecieron las tías de siempre, las que nunca dejaron nuestras vidas sin el valor que ellas empujaban. Andrea, una tía de las que es capaz de cruzarse toda la ciudad, pero no en avión, para estar acá. Aunque solo sea por amistad. Y ni hablar de aquellos momentos que desde la dificultad de la internacion venía con la voz para acompañar. De voz suave, de presencia adorable, también a veces coincide con otra de las tías, de las autoconvocadas claro, tías como Quentin que desde la cercanía geográfica tiene mas aún una cercanía emocional, claro que con ella lo que nos une tiene un generador diferente, musicóloga autóctona canta y distribuye info. sobre las bandas de rock, aunque sabe que “todo tiempo pasado remixado es mejor” ella a casa viene igual, y soporta los ritmos del dance que nos diferencia remarcando nuestra amistad y querer.
Sin querer llamo Masi y de pronto estábamos en un fin de semana con Javier, el amigo de los años con Pato, también reapareció Tonchi, vino Nuria, Alex, Máximo, Jimena, Masi, Quentin y Maria, también Alfred, el Alfred.
Como también era el cumple de Ale Luna hizo su primer regalo, y se paseo por la ciudad, para visitarla, y como decía, como era de imaginar tantas veces como esta vez, el corazón de Ale tenia los mapas para llegar un poco mas allá, desde cualquier lugar, claro, porque quizás ella tiene los silencios guardados para los espacios de este tiempo, tiempo en el que solo ve quien mira con el corazón. (Ella lo hizo así, y luna lo comprendió, como Exupery.)
Fin de semana que comenzó con una visita, a una Luna que se lucia espléndida mientras el fin de semana recién comenzaba, Ana estaba entre nosotros, y como fotos hubo muchas y pareceres otros tantos solo me quedo con una porción de tanto para disfrutar, y esa porción es la que me deja con los ojos reflejando una Luna que como pocas veces deja crecer su esplendor, imágenes que dejo para después, pero que me dejan dormir entre su belleza, su risa, su paz y su mirada atenta para navegar entre su ternura, entre las sonrisas regaladas y la frescura diaria.

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