viernes, 31 de julio de 2009

Luna de Ariete

No es anecdótico, cada vez que nos miramos la veo hablando, comentando, susurrando. Muy pocas veces grita, cuando lo hace descarga su energía al punto de no poder superarla, claro, mi voz es tan pequeña como su cuerpito de bebé, con apenas 17 meses.
La veo a ella y veo lo increíble de todo lo que sus ojos irradian, como fue tan bella?. Recuerdo los ojos de su madre que siempre amordazaron mi admiración, mi devoción.
Mi página Web, aquella donde trabajo, tiene sus íconos de acceso con el ojo de Mamá Sandra, su apodo inicial fue "ojitos", trono que Luna disputa desde que nació, con sus pestañas infinitas, contorneadas por alguna diosa egipcia desconocida.
Luna, como su mamá, es de muchas partes del mundo, de cerca podés situarla en India, México, África o cualquier lugar que tenga sol, belleza natural, gente con historia, historia con mi admiración.
Luna pareciera que se arriesga con nosotros a cada paso, sabiendo que a veces tomamos desiciones que cualquier profesional condenaría, obviamente no contaré los que nos vienen por delante, pero haciendo memoria ayer recordaba una muy divertida de la Trinidad, cuando estábamos con Lunita internada, con apenas unas semanas de nacida.
Lo cierto es que por algún motivo nos alojaron en una sala de pediatría, la que dista de neonatología por unos 50 mts y algunos pasillos. Ese “privilegio” hacía que los enfermeros y neonatólogos que atendían a Luna debían caminar un poco, tomarse un tiempo para ver como estaba ella, lo que se enfrentaba a nuestra ansiedad cada vez que Luna lloraba, estornudaba, se movía o abría los ojos simplemente.
Pedíamos un enfermero, o alguien que la viera y cada minuto de espera era una nueva partícula de nervios que se agolpaba en una montaña, en un amotinamiento virtual que Sandra se ocupaba de hacerlo hervir y yo de no confrontarlo con la evidente realidad, sino de distraerlo con comentarios de alguna película vieja, o los goles de Franchéscoli en el siglo glorioso de Ramón Díaz.
Obviamente ya no había mas tiempo de descuento y un día el hervor superó ampliamente lo sostenible por mi paciencia y tomamos a Luna, la pequeña Lunita que en ese momento apenas tenía unas semanas y tomándola como un barrilito, usándola de ariete, salimos con ella bajo el brazo, como un termo. Pasamos algunas puertas de acceso prohibido, nadie nos había visto salir ni pasar en la tranquilidad del sector, donde nada parecía salir de lo normal nunca, era nuestra mejor arma saber que en la tranquilidad cotidiana el factor sorpresa estaba por lejos de nuestro lado.
Nadie imaginaría que de allí saldrían dos padres con una niña bajo el brazo casi corriendo, como si apenas hubieran asaltado un banco. La velocidad con la que luna, de cabeza horizontal, como una superhéroe sin capa era llevada al sector que le correspondía, era la típica de dos ladrones que querían disimular desesperación con nervios. Para que alguien la viera de inmediato, entramos a neonatología superando todas las barreras y accesos prohibidos, era como entrar con ántrax en la mano a casa de gobierno, sin guardapolvos, sin lavado previo, sin permiso lógico. Los médicos, enfermeros, especialistas y hasta la propia seguridad de allí se arremolinó a gritos por lo que estábamos haciendo.
Luna se que nos acompañaba en la idea, pero bajo el brazo logró, con nosotros, que ese piquete se transformara de inmediato en cambios estructurales importantes, lo que hizo que desde ese momento su personal profesional se situara a contados metros nuestros, a la espera del menor gesto para venir corriendo a su atención, bajo sospecha que alguna nueva locura escape con una niña bajo el brazo.
Luna, sabrás que te toca un mundo que de por si es algo difícil de comprender, y que hay un valor agregado que por momentos lo hace divertido, con el tiempo todo se transforma en movimientos a tu favor, es cuestión de tomar un poco la iniciativa, y de saber esperar.

lunes, 27 de julio de 2009

Déjalo Ser

La verdad es que extrañamente necesité de vacaciones, o quizás más que eso, la perspectiva de lo que sucede puede verse desde lejos, tomar la distancia necesaria para recomponer los sentidos, ubicándome donde pueda verme y vernos sin tener que escribir para satisfacer lo escrito hasta ahora.
Este tiempo desde lo lejos me da pautas necesarias para entender cosas que de cerca pueden distorsionar lo que realmente me mueve a escribir, a contar. No quiero que sea un espejo pero en algún sentido lo es, pero, comprendeme Luna, no siempre las cosas van bien o son tan claras como para transcribirlas. Es cierto que saqué en este tiempo algunas de las cosas escritas, las saqué de la red, pero están para que algún día sepas que también yo soy susceptible y frágil a las tonteras que desparraman en cerebro de tu padre cuando las horas sin sueño se acumulan sin poder recuperar, cuando hay que decidir y opinar con la boca abierta, exponiéndome a las mas ridículas complicaciones.
De todos modos salió algo entero de todo esto, o al menos eso parece hasta ahora. Son 3000 mts cuadrados de lo que será el lugar donde muy probablemente puedas respirar menos cemento y asfalto que en los oscuros abrazos urbanos, ese lugar, diferente a lo que nos rodea en la verdad de hoy, será aquel lugar que soñamos entre los tumbos que tu madre y yo damos para sobrellevar los días de hoy. Olvidemos que se puede recordar, recordemos que se puede olvidar, pero como dice Lennon “déjalo ser”

sábado, 4 de julio de 2009

Comiendo Zapallo


Esta cara manchada de zapallo es la más hermosa de los últimos tiempos. Unos días atrás caminábamos la cornisa de lo sostenible, desde nuestra casa, con todo lo que nos quedaba de energía, con dos averías que nos ayudan con el sueño, las abuelas y algunas mas… lo cierto es que tras las nubes de los resfríos, el viento, gripes y desánimo ayer nuevamente nos devolviste la fuerza, la energía, la magia. Felicitaciones Luna.