viernes, 18 de julio de 2008

Noche de Luna

Sonreía como excitada, alocada de tantas miradas, abuelos, padres, ella nos miraba con los reflejos de la noche, su manto plateado abrigaba el azul de las palabras, la hora estaba lejos del día, ya no querían volver y navegaban aún por mas de la sombra silenciosa del jardín, de la ciudad.
Adentro ella generaba fuerza, gritaba, y en sus sonidos está nuestra paz, escucharla, sentirla actuando con su vitalidad radiante. Los amarillos de las luces se hamacan de una vereda a la otra en lo alto de las calles, quizás algún auto, unos cuantos nocturnos y en esa pequeña casa, Luna feliz, nosotros como nunca.

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