martes, 12 de agosto de 2008

Mes sexto


Y pasan los días, luna cumplió lo seis meses y con ella nosotros. Seis meses de experiencias que obviamente nos marcaron de por vida. Luna es diferente por todo lo que implica Luna. Por su personalidad. Por sus cualidades. Por su experiencia y por todo lo que no imaginamos nunca venían con una hija como ella. Tres meses de internacion, un ejército de asistentes en casa, fuera de casa, y notas que debimos comprender para sobrevivirle a tantas desavenencias que en el fondo traen las sonrisas Lunares, y desde allí nada mas importa, todo está bien. Las tristes tardes de domingo, los reflujos, las caras despedazadas de los padres y la falta de intimidad entre unos padres que lo que mas desean es la salud de Luna.
Asimismo conocimos un montón de personas que desde su lugar nos aportaron tanta letra para alternar luz a nuestras vidas. Cada parte imaginó un mundo que lejos estaba de este, sin embargo Luna es diferente y tanto lo es que implica esto también, y bien que lo haríamos nuevamente si es para ver lo que hasta ahora ella nos fue dejando a su paso, en estos seis meses.
Detalles no menores: Nos aconsejaron internaron nuevamente, nos negamos.
Tenemos a Gaston, el enfermero de Luna durante sus días cotidianos, estamos súper-relajados con su aporte. Excelente tipo.
Sandra y yo dormimos mas de cinco horas seguidas.
Luna sale todos los días a pasear con la mamá por el barrio.
Luna comenzó a distinguir a su hermano Perro, Tango.
Luna comienza a ver el mundo sentada.
Es difícil explicar lo que se explica sólo viendo lo que pasa en circunstancias que nunca imaginaban iban a ser para uno, que hoy son nuestras y que las llevamos como tantos otros, incluso en marcos mas difíciles de comprender aún. Por eso lo dejo para otra entrada, ahora solo festejamos los seis meses, y disfrutamos de esta etapa, como de cada una nueva.

jueves, 7 de agosto de 2008

Loreley

Y en este tiempo las cosas fueron sucediendo entre la noticia feliz de ver los resultados del último análisis de Luna Todo ok, todo muy bien diez, con ella sin medicación, con el amor de los que la rodean.
Ahora en ese amor nos queda pendiente sonrisa feliz, sonrisa fácil y sonrisa contagiosa, aquella que por momentos está escondida esperando el detonante y esa misma que se desparrama airosa por la casa sin pedir permiso, sin pedir perdón. Es bienvenida y nos reconforta entre las esperas de todas las terapias de Luna. Esa sonrisa se llama Loreley y tiene la ventaja distinguible de ser seductora, esa sonrisa espera la mecha para encenderse sola y claro, como no recibirla con todos los honores cuando como cada día, es necesaria entre nosotros, y sobre todo en Luna.
Lore vino con sus masajes kinesiológicos abasteciendo de combustible, de energía cada necesidad de Luni, que a pesar de lo que significa sacarle sus molestias nasales ella pone cara de seria mientras su trabajo alivia las paredes a un oxígeno libre de estorbos, Luna llora cada vez que le toca, es la única vez que llora, ni cuando entrega su bracito para que le extraigan sangre le cae una lágrima, pero cuando Lore viene y Luna está congestionada no puede resistir el llanto, el grito, el desconsuelo, esperando de sus padres la salvación, pero Lore hace su tarea impecablemente, inmutable, para luego pedirle perdón y volver a hacer de Luna una niña que puede sonreír, y la deja en manos de su madre, para reconciliarse con su mundo pacífico, tranquilo, donde no hay tormentas que molesten su música, la que suena en casa y desde su interior.
Lore vuelve cada vez que debe, pero nunca deja atrás su sonrisa, su ánimo y su manejo de la sincera humildad, manejando un auto por donde hay caminos sin mirar a que mano van, ella hace el camino entre los surcos de su prestancia. Ella viene trayendo a casa la seguridad de encomendar las mejores tareas y consejos desde que estamos acá, pero mas que nada le debemos la seguridad de saber que la tarea hasta ahora mas difícil es llevada por una mujer con el amor suficiente para que Luna esté en las manos mas tiernas, confiables y experimentadas de las que llegan a casa.
Como se agradece que a casa entre una persona que va a tomar a tu hija, delicada, sensible, y que sabes que la va a tratar como merece? Sólo diciendo gracias, y sólo dándole la bienvenida como lo hará Luna y nosotros siempre, mas allá de este complicado tramo, a sabiendas que todo ese amor es el que Luna necesita para que los resultados sigan dándole bien, con este amor y todo el que tenemos para ofrecerle, solo para devolverle el que ella contagia, como la sonrisa de Loreley.

martes, 5 de agosto de 2008

Belleza

Pasarán los años y recordaré cada uno de estos momentos como aquellos tiempos en que las cosas pasaban sin saber como iba yo a continuar. Quizás desde hace unos días me surgió un debate complicado de resolver, de aquellos que dudo tengan una respuesta. Un debate que no tiene votos, no promulgaciones ni vetos, tiene maduraciones y fichas que van cayendo como empapádose de unas a otras épocas, hasta que lográs tener lectura.
Cuando Luna surgía sin conocer su nombre, ni cuando llegaría, éramos dos animales, descontrolados, sin tiempos ni formas, sabíamos de lo que venía, pero no lo sabíamos realmente. Recuerdo “American Beauty”, cuando el tema de la película se regodea con una bolsita de plástico bailando al compás sobre una corriente de aire, quizás éramos así, quizás me poetice de más, pero me gusta verme en el pasado así.
Vino Luna, y los cambios no son los nombres, son las costumbres, la forma de todo, de la bolsita, de la música, el paisaje de fondo… sin embargo hay algo que se ancla en aquella bolsita que se regodea con el piano de aquel tema, en esa sublime película de Sam Méndez. Y ese ancla no es ni mas ni menos que Luna.
Es muy difícil explicar todo esto, sin embargo la puerta de la casa se abre y cierra demasiadas veces como para retener aquello que buscábamos alguna vez, tranquilidad con una hija en casa.
La tranquilidad es un estado mental que fuimos incorporando con las semanas de iniciado este proceso en casa, esta internación se fue componiendo a fuerza de golpes que estaban muy lejos de parecerse a la bendita bolsita, mas bien se parecía a Pulp Fiction en el asalto al bar de Tarantino.
Este espacio del que tengo la satisfacción de tantos mensajes es quizás parte de esa contención que se enfrenta a la vertiginosa y atropellada batalla con los intereses de las obras sociales, sus prepagas y sus amigos del campo (casi lo mismo), lo cierto es que con palabras y algunas otras variantes y corrientes ese látigo visual que significan las imágenes de lo que buscábamos y lo que pasó se desvanece cuando Luna me mira, se mece en los brazos de mamá, sonríe o sólo mi mira y sin que yo me inmute me sonríe igual, destrozando mi política de seriedad.
Como entender entonces las respuestas que parecieran son mas fuertes que las que daría en otras circunstancias.
Es como si el plástico de la película de pronto se detuviera y yo corriendo iría a buscar mi destino, a sabiendas que encontré la respuesta, que ella está dentro de esa corriente que gira con un dibujo que no es animado, y me mira a diario en casa, acompañado, solo con una multitud o en el poco sueño. No importan ni los enfermeros, ni los falsos reportes de los médicos, ni las dudas, ni la poca convicción de tantos profesionales que dudamos saber de donde provienen. Toda la estadística, la duda y las palabras se las come luna cada vez que bosteza, de un bocado, y transforma de inmediato todo lo que no importa en su belleza, en mi amor por ella, en la música de Thomas Newman.