martes, 25 de junio de 2013

Sobre ángeles, casualidades, dioses y milagros. (3)

En realidad el universo siempre actúa a favor, somos nosotros los que desatentos o no lo percibimos. Quizás el mundo gira y nos sonríe, pero de qué hablamos si estamos mirando para otro lado?. Digo, aquellas varitas que nos tocan siempre lo hacen, quizás desatentos a tanto bullicio, sobre todo en la ciudad no nos percatamos que nos está avisando de algún “milagro”.
   Años más adelante por ejemplo me disponía con amigos a un viaje, maravilla de viaje con motos y mochilas, una especie de viajeros modernos que usan nafta en lugar de hacer dedo por las rutas argentinas y cordilleranas limítrofes. Meses antes del cada vez más ansiado viaje preparamos mapas, cervezas, canapés y con esa compañía los jueves nos reuníamos a ver como lo hacíamos, por la 40 y no por la 8, por la costa y no por las montañas… en fin, aventuras fantasías y expectativas que se sumaban y también se descartaban. Todo era parte de un preparativo que hasta tenía en cuenta los espacios de las mochilas, todo mientras preparábamos las condiciones para un viaje sin carencias. Igual las había, faltaban compras para  las motos, repuestos y definiciones, Quizás una importante era aquella del tanque de aceite de uno de los viajeros…pero llegaría desde algún lado antes de fin de mes…o del otro mes…., pero antes del viaje seguro.
  Había un grupo estable en aquellas reuniones, había otros que no se decidían, y otros que se sumaban mientras las semanas pasaban, hasta que el día llegaba inconmensurablemente, el 31 de diciembre partíamos desde Gral. Paz y panamericana. Pero….alguien importante de ese grupo, mi amigo Tonchi, no conseguía un repuesto del filtro de aceite, una bendita tapa similar al de una botella que sostenía el aceite en su depósito… ese tapón no aparecía, no llegaba desde el exterior…el final anunciado para su viaje, el vacío de un animador de fiesta entre nosotros. No había retorno, partiríamos sin él…la primera baja importante.
   El ser parte de aquella aventura detenía nuestras emociones en estaciones de aventura, miedos, inexperiencia y deseos, por cierto no tenía todo como se debiera, mi portaequipaje era una especie de esperpento ubicado en la parte de atrás de la moto de manera que bien parecida era a una nave de los picapiedras, la noche anterior me decidí a dar una vuelta por el barrio con toda la moto cargada, y suerte que lo hice, el desbalanceo era total.
   La medianoche cercana al fin de año era calurosa, oscura pero muy concurrida, con paseantes y toda clase de participantes en el calor de diciembre, entre mi ansiedad desinteresada del desbalanceo de la moto y el deseo de partir ya a ese viaje tan anunciado y preparado….hasta que en la esquina de la más transitada esquina algo sucedería….
   Mientras tanto Tonchi desvanecido del dolor y la angustia repetía sus tragos en la barra de un bar por tremenda frustración, el repuesto no llegó nunca, y si llego su vacío en esos quince días que pensó en un sueño…y no se cumpliría.  Trago tras trago las horas pasaban y el alcohol hacía efecto
inconmensurablemente en sus fantasías…a cambio de sus depresiones. Iba a amanecer con él desmoronado en una cama vacía y ciega de un porvenir inmediato no ideal.
   Mi noche, diferente a la de él me detiene en un semáforo, un pibe, no recuerdo su nombre me felicita entre envidia y asombro por imaginar que hacía con una moto de esa envergadura, cargada de equipaje y en plena partida de viajeros desde todos lados. Sí, me iba de viaje, que esto, que aquello, que más acá que más allá…él también tenía una moto similar, pero no podía viajar por algunos compromisos impostergables, comentario va y otros que vienen le comento que un amigo tenía su misma moto, una Kawasaki 650, pero no podría viajar por ese bendito tapón de aceite… como se llama tu amigo?- preguntó, no muchos amigos que viven en san Martin tienen esa moto. –Tonchi!- dije, no te lo puedo creer!!!! Tonchi???? Pero si lo conozco!!! Decile ya que yo le doy el repuesto!! Si yo no puedo hacer nada este verano!...-
   Mi partida fue hacia el teléfono, incrédulo de lo sucedido apenas un día antes de la partida, en realidad unas 15 hs antes, y el teléfono no contestaba,….Tonchi dormido, desvanecido ni atendía el bendito teléfono, incapaz de creer que tras él había algo que cambiaría su perspectiva de vida…al menos por quince días más, y muchos años de recordar tremenda casualidad.
   Finalmente Tochi viajo, con su moto y sus sueños y todos nosotros, haciendo uno de esos viajes inolvidables por todo el país, como debía ser.   Quién puso la varita? Donde estaba la casualidad, el milagro y la fortuna….? Tonchi tiene un ángel? O cada uno de nosotros… todos quizás?



miércoles, 19 de junio de 2013

Sobre ángeles, casualidades, dioses y milagros. (2)

Como destinado a que así debía suceder, sin explicación ni anticipo de un final de película, de un desenlace donde un ángel se deposita sobre mi cabeza buscando que me dé cuenta que algo estaba haciendo mal, aunque era como una última oportunidad. Era un ángel, un dios…quizás era la intuición de saber que siempre debía haber un plan B, aunque la verdad eso es más de una trama de El Padrino que de un pequeño niño de primaria, en años donde la tecnología era apenas una palabra que ni en los diarios se anunciaba.
   Lo cierto es que mi abuela, por aquellos años me había regalado un grabador, un radiograbador, de esos que nadie hasta entonces tenía, al menos nadie de mis compañeros de cuarto grado, y yo comenzaba a darle rienda suelta a mi imaginación con él, plateado y de dos parlantes, grabábamos radionovelas con mis amigos de los cuales yo era el jefe de casting, productor, guionista técnico de sonido y editor final, también actor. Aun conservo alguna de aquellas cintas. Pero alguna vez con la complicidad de todo el aula haríamos la gran travesura, la más grande de aquellas épocas, la que de ser descubiertos nos condenarían, sobre todo a mi, a la peor de las penitencias imaginarias. Grabaríamos a la profesora en una clase de biología, nada. Pero era para nosotros la gran aventura. Pusimos el grabador delante, lo tapamos con camperas y allí nos predispusimos… lo cierto es que pudimos grabar la clase que sin saberlo fue un testimonio valiosísimo que cobró valor con los años, como lo es hoy. Nosotros hicimos de aquella aventura una clase agradable, llena de tensiones, aunque era la más inocente jugada.
   Siempre los domingos a la anoche recordaba mis tareas pendientes para el lunes por la mañana y como cada semana…no tenía nada hecho, es más…un escalofrío inundó mi cuerpo al razonar, sucio de jugar a la pelota, con sueño de haber comido…que tenía una clase especial…que yo era parte del equipo a exponer, que no recordaba que tenía que hacer…. Que no tenía los cuadernos por dejarlos en lo de un amigo y el horario no era para ir a buscarlo…ni llamar por teléfono….que ese lunes sería fatídico… que mis horas estaban contadas…que una vez más un aplazo me condenaría el año….otro aplazo…roja directa. …allí, justo allí algún ángel, ese ángel sobrevoló mi habitación repleta de tensión…me mostró el grabador, me sonrió la vida y me lo mostró…. Allí anidaba mi solución…la clase estaba grabada, en el casete estaba mi baño de agua caliente, tibia o la que fuera…salvando mi lunes con el simple acto de escuchar ese bendito casete.. allí la maestra daba las consignas y decía claramente…”Tavcar, usted prepare clima y geografía de la Patagonia Argentina, Cossentino prepare..”, fui el mas grande sin que nadie lo supiera, el que nadie derrota, un ganador, el mejor… el ángel me sonrió, ok, no es tan así…y seguí con mi guardapolvo blanco a mi escuela, con la clase preparada.


viernes, 14 de junio de 2013

Sobre ángeles, casualidades, dioses y milagros.

  Hay un mundo que se parece poco al nuestro, es un rincón que desde que nací me acompaña y tiene un refugio en un lugar similar a la sombra, aunque inevitablemente pase de una manera casi regular…aunque mire el sol, la vereda o a su reflejo. cuando paso por aquella sombra no me detengo,…por más que su aroma desprenda curiosidad. Quizás hoy, un tiempo en el que por algún motivo me detengo en las esquinas que me dejaste para meditar recuerde con más intensidad detalles de aquellos recuerdos en sombra…de los que reniego por no poder explicar. Como por un fugaz destello en el caminar tuve la sensación que una película venía a mis ojos, sentado en un cine en mi butaca, un sueño del recuerdo, un recuerdo de una película…en realidad no sé si lo viví, lo pensé…lo soñé. Y no son casualidades, lo se…aunque quizás de ese modo lo explicaría mejor. Pero no es así, no son milagros ni ángeles…o algo de cada uno de todos ellos. Quizás haya días que son milagros y otros ángeles, algún otro podrá ser…casualidad…mi sensación es que cada día sos vos, que cada día algo distinto nos acompaña y es nuestra manera de no conocer mas allá de nuestras narices, el resto es el ánimo de cómo me levanto, deposito en algún dios, la casualidad o tu ángel aquellas cosas que pasan, aunque debo confesar que hay muchas que me acompañan desde hace mas tiempo que el que llevo sabiendo de vos, aún antes de legitimar la relación con tu mamá. A ella la conocí mas que tiempo antes, aún el asfalto no era parte de las ciudades y los caminos se hacían bajo la guía de las estrellas, entonces quizás los milagros comenzaron a conocerme, y el primero de ellos fue cruzármela baja la sombra de un árbol en Guatemala, o por allí, mientras centenares de animales cantaban desinteresados, bajo la atenta miradas de ese par de ojos que pareciera todo pueden percibir…y que todo lo percibido era sujeto a dos ojos intensos como la luna al asomarse sobre la arboleda de un bosque.
   Casualidad dios o ángeles que me toparon con tu madre por aquellos años donde la vida no tenía internet, ni cables ni electricidad, aunque los polos existían y los aromas eran más intensos en las periferias por donde transitábamos, desde aquel entonces que venimos boyando hasta que viniste vos, nos diste esa síntesis de amor quede tan intensa nos da para unas cuantas vueltas más por esta vida, o por este mundo.