Hubo un día
que estabas muy cerca, no pude verte la cara, estoy seguro que eras vos, eras
mi puente, mi suplicio por una vida más. Al verte allí, de frente y empujando
las corrientes supe que ese ángel tus manos escuchaban, le hablaba de paz, en
el último hilo de río, el caudal apagado de fuego. Eras vos mi lazo, mi latido
por ella, la hoja última que dejaste en blanco para que mamá, papá y Luna dijéramos
feliz vida, cantamos el arrorró y ella se elevó como cenizas de cristal,
silenciosa como siempre, y tantas cosas más. Yo sé de qué habla el silencio ahora, y lo
que significa una oportunidad. Gracias Lili.
jueves, 3 de enero de 2013
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario