sábado, 13 de septiembre de 2008

Angeles



Como viniendo de otro mundo poco a poco Luna vuelve.
Un mal viaje, una parada en la estación equivocada, la sensación de no poder responder tantas preguntas y de querer estar en todos lados, con el sueño de mochila y los ojos oxidados.
Sin embargo estar en la Trinidad tiene esa sensación anexada de estar con gente querida, son nuestros tíos que cuidan de Luna al extremo, de nosotros y a veces sin saberlo. Majo, Marce y los que batallean todo el día pasaron a ser una imagen de humanos que llevan consigo no un guardapolvo, sino unas alitas que los eleva donde nosotros ya no podemos ver, quizás Luna si, porque aún tiene esa observación mas lejana que la superficial, quizás ella pueda ver entre nosotros esos rostros que llevamos dentro cuando miramos o interactuamos, esa mirada del alma.
Luna regresa lento de su cara dolida, sus párpados enrojecidos, su mirada caída. Desacostumbrados los padres a esa imagen vamos recuperando algo de lo que habíamos dejado en el camino, Sin darnos cuenta estábamos del otro lado, sin saberlo y con el camino embarrado, ahora solo la paciencia que los padres trabajamos, recuperar todo lo que Luna dejó atrás entre su propio cansancio, la libertad de respirar, de no sentirce obstruida, de reír, de volver a equilibrar sus valores y quizás la semana próxima tengamos novedades.

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