martes, 14 de octubre de 2008

Concierto de una mamá a su Luna





No pasó tanto tiempo, apenas ocho meses que parecen algunos años más. Las noches sin dormir resultaron poca cosa con todo lo vivido, apenas ocho meses desde que no sabía lo que pasa cuando una hija te mira, cuando sus ojitos buscan entre sus pestañas luciendo su jardín de ternura. Casi ni cuenta me di desde que tenía en brazos la inexperiencia divina de una pequeñita luna mirando como aprendíamos a tenernos, apenas unos meses, casi apenas.
No pasó tanto tiempo desde que aprendí como una pequeña luz de noche iluminaba la ternura de una hija recostada en una cuna, haciendo de la casa una casa. Casi no vi tantos meses desde que supe lo que esa cuna significaba si ella no estaba.
No paso tanto tiempo desde que lágrimas de todo tono y aroma desprendían el ánimo sucumbiendo ante las penas y alegrías mas diminutas, diminutas ocho meses atrás, desgarradoras de allí para acá.
No pasó tanto tiempo desde que descubrí a mi novia siendo madre, ella misma era antes quien rompías las noches para transformarlas en mañanas sin darnos cuenta, hoy mira con ojos que nunca vi, sus ojos se transformaron el cultivo que me da el amor para cada día, ella es su madre, su madre mas bosque, mas cielo y mas color, la que mejor escribe en cada renglón las letras de cada canción, su madre, única madre capaz de cantar, suspirar, improvisar, reír lo que Luna quiere oír.
Luna vio por vez primera su madre tocar, un violín que apasiona con su banda de “El Cordal”, entre sus espectadores Luna vio como la música tiene un destino en ese amor natural, y ese camino a ella misma conduce, o nace allí. Ocho meses atrás apenas me daba cuenta que una hija era una hija, y ese festejo, con Luna de espectadora mirando su mamá tocar fué el regalo, apenas me doy cuenta que contarlo no puedo, es solo mirar, escucha y amar.








2 comentarios:

Anónimo dijo...

Como la vida fluye y se escurre entre los dedos de la adversidad, qué enseñanza, qué admirables los seres que batallan por amor, qué titánica la naturaleza que nos sacude y nos ruega que solo abramos las puertas, que hay una barca de vida esperando, que es una Luna sonriente, alegre, y claro, feliz. Que bueno que este mensaje es tan claro para ustedes, mil besos.

Pablo A dijo...

Ahora el blog tiene mas color, gracias por tu presencia, palabras y amor.