lunes, 16 de enero de 2012

Helado de alegría y Limón

   


Haciendo memoria... haciendo historia se me vienen a la cabeza imágenes, momentos, dichos de poco tiempo atrás, preguntándonos como sería ese momento, donde puedas comer como cualquier persona, niño, y las cosas fueran de otro modo, modo similar a este, el que pasamos ahora. Paseo por la plaza, la plaza de Martinez y después de una catarata de imágenes nuevas no dudé en dar la vuelta, cuando nos decías que querías helado. heladería que no vi yo, ni tu mamá, y desde ese lugar reemplazamos la tristeza de abandonar la calesita, después de verte pasar un centenar de veces con gestos igualables a la cantidad de giros, al instante comías tu helado de Limón y frutilla, y nosotros nos derretíamos una vez mas como tu aperitivo. Cuantas veces soñamos eso, o ni siquiera soñamos dejarte de noche para un paseo en pareja, con tu madre como estrella, por las noches de Buenos Aires, entre funciones, gira y demás poco importante, salvo ese espacio que todos disfrutamos.

   Y así pasa el tiempo, así pasa ese momento bello, soñado, esperado. A un lado y lejos quedan tantos avatares, que mas puede pedir un padre, que mejor regalo, sueño, momento, espacio que no pienso dejar pasar, ni cambiar, muchas veces lo soñé, y hoy lo tengo. Son esas cosas que me hacen dormir en forma de belleza, con ojos de paz.

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