martes, 30 de junio de 2009

El Principito



Entre las curvas de esta historia la vuelta de este año no sufrió parada en boxes, una bronqueolítis que al menos por ahora pudo ser rescatada desde casa, con la ayuda de cada uno. Las abuelas quedaron fuera de pista porque estaban peor que vos, lo que implica que tu mamá y yo sólo estuvimos presentes para contener fuera de casa los espíritus que te querían arrastrar a la clínica, donde paradójicamente había mas averiados que de costumbre, atentos a una nueva víctima de lo que fuera, todo sería bienvenido en el mundo de las atroces formaciones de los virus, naturales, elaborados, de experimento multinacional o de deformaciones y mutaciones desconocidas.
Mucho mas lejos, muy lejos, abismalmente lejos, en el mundo opuesto, en la galaxia de las maravillas mas brillantes de esta vida, al menos de la que me tocó vivir un príncipe vino a presentarse, al menos a vos, ya que en mi vida lo hizo desde hace mucho y las marcas de su poesía, de su poética e inocente vida, de su esplendor cúspide en valores, me dejó las huellas de su inspiración.
El Principito, como regando de magia todo tu asombro en un palacio llamado planetario fue tu primera experiencia de espectadora, y él tu héroe caído del cielo, en un mundo que sólo habita la inocencia de los chicos.
Sólo quería que sepas que quizás, entre los personajes mas bellos que pude conocer, él es quizás el mas inspirador, es quién desde muchos años atrás pudo llevarme a las alturas mas lejanas, a veces en avión, a veces por el sur, otras tantas por mudos pequeños y lejanos. Quizás quién mas me enseñó a que nada se ve, sino con el corazón.

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