lunes, 25 de junio de 2012

Pasión

Me levanté a la mañana pensando que era domingo, los domingos son diferentes y ahora mas diferentes, es cierto que pasan cosas emocionales cuando la pasión es la misma y las cosas no van bien. Algunos lo entienden, no todos, pero lo cierto es que uno la infancia la lleva con orgullo, con alegría, y aunque es cierto que hay tristezas y decepciones lo que mas queda, al menos para mi, es la alegría de haber jugado mas que mucho, haberme divertido mas que un montón. No fui un gran estudiante, sino mas bien un gran evasor de tareas estudiantiles, mas que nada en la primaria, época donde mi club no estaba, sólo temporalmente donde al menos estuvo los últimos…80 años?, la dictadura había designado como sede del mundial ese estadio tan dichoso, y yo, luego de buscar una actividad que me diera ocupación la encontré sólo porque allí en ese patio de Parque Norte, a esa hora de ese día lunes estaban los que jugaban al vóley, entonces me gustó el vóley. Antes de esa experiencia una colonia de vacaciones me dio la superflua y bella alegría de ir de un lado a otro con cientos de pares en las épocas de verano, donde lo que mas recuerdo fueron las tardes de pileta, los mediodías de almuerzo en el mítico restaurant del club, mirando ese mural que aún decora el lugar, dignificando aún mas sus ribetes culturales, desbordados de glorias deportivas.


Mas allá de las idas y vueltas en deportes varios, siempre estuve dando vueltas y tropezándome con los ídolos de aquellas épocas, llámense dioses de la rivera cuando fueron campeones del mundo, reporteados por las cámaras de tv, y nosotros siempre buscando salir detrás de las imágenes que luego buscábamos en los noticieros de la noche para vernos saltando y monigoteando. Lo cierto es que ellos eran los ídolos, y nosotros los admirábamos. Los veíamos jugar toda la semana, a veces en la cancha suplente y a veces mientras entrenábamos en la mas grande, entre tribunas vacías de todo. Luego los domingos, aunque no fuéramos de River…quién querríamos que gane? Si nos daban autógrafos, jugaban con nosotros picados en los patios y antes de sus entrenamientos, nos dejaban sentar en sus naves importadas cuando nadie las tenía…así hasta que con costumbres variadas el club había cambiado, igual que yo, que no cambié de gustos, los afiné y cuando me di cuenta ya era de River Plate, fue cuando muchos años después esa pasión me dio aún mas recuerdos emocionales, ya sin revolotear por sus pasillos circulares con ruidos de gimnasio gigante, ídolos por doquier y cámaras de tv, ya lejos de las colonias infantiles y de los arduos entrenamientos bajo la lluvia, con calor o con noche cansada y sin ganas…lo cierto es que siempre hubo mucha pasión, allí dentro entendí lo que se vive detrás de un domingo de gloria, o los humillantes momentos de dolor…que igual hay que transitar y muchas veces sólo el deporte los puede enseñar.

Ese estadio fue el que a mi me enseño muchas cosas del vivir, otra forma de amor, y por ese motivo el sábado lloré, gocé, agradecí tantos momentos y tantas alegrías, que claro, de no mediar con grandes dolores no sabríamos lo que es valorar tanto esas bellezas de la vida, como la gloria, la pasión, los nervios y la euforia, el espíritu de equipo, revertir las malas, mejorar lo bueno, perfeccionar la excelencia.

Fue así , el deporte y River me enseñaron mucho mas que a ver un gol de cerca, o desde una pantalla de tv, y mi ADN lo tiene, lo sabe y lo defiende con una banda roja en el frente de mi pecho, quizás por eso, en mi infancia mas prematura y sin poder defenderme mas que con el llanto me quisieron poner una camiseta de ese otro club, pero mas pobre y sin tanta belleza, las fotos los atestiguan…mi única defensa era llorar y lo hice, claro está. La sentencia ya estaba, no lo sabía pero mi tio Cesar me enseño que esos colores no eran los míos, mas tarde maduraba opciones hasta que conocí lo que conté, desde que lo supe ya era de River Plate, quizás antes de nacer.

No hay comentarios: