Teníamos tantas ideas que hoy se reproducen como atomizados por el mismísimo viento sureño. Teníamos tanto por decir que vi las bibliotecas buscando como sintetizar tantos ideales, y aunque golpeara mi cabeza sobre este momento entiendo que es relativo a donde pueda plantar mi cámara. Hay muchas posibilidades de mirar las cosas, y se que las angustias son parte de este cosmos, con dos polos siempre, donde nada tiene un sólo lado, nada lo tiene sin que su opuesto también juegue su partido. Si nos queremos minimizar podríamos hacerlo, claro, sabiendo que una fuerza busca su diferencia. Quizás entendamos las cosas desde un sólo lado, sin comprender que el dolor es dolor como ventana de una solución, que la solución es apenas un principio de una nueva complicación, de otro desafío, de otro escalón que nos deje aprender, crecer, madurar una vez más de todas las que nos quedan por transitar.
Deberíamos ver como todas las negaciones son puertas a pedidos, como los pedidos de tu presencia son incógnitas que nos conduzcan a un lugar, un lugar del que hoy, ignorantes de su paradero, podamos dilucidar. Las angustias deberán ser parte de un polo que nos puedan dejar ser felices, y en eso no sos vos quién debe aprender, somos nosotros, los actores de reparto. En la medida que no escribamos el guión las angustias serán la rampa que nos oprima, porque lo cierto es que no hay un polo sin otro opuesto, y ese es el gran secreto, dudo que otro nos entienda en este mundo.
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