
La verdad es que las palabras yacen escondidas. Los resultados son un refresco de aquellas épocas donde comprendíamos que para confiar hace falta mirar las luces de sus ojos, los signos de su actitud.
Vamos, de noches y caminos, de azules y miradas, con pies en pasados de selva, y otros en arcos aterciopelados, Oceanos en emociones.
1 comentario:
Pablo y San que grande que son, mas los miro mas los quiero, invitable llorar, si solo lees imposible no imaginar tanta belleza,yo doy fe,yo que la tuve en mis brazos y comparti sus momentos, los mucho momentos de progreso y espera, para verlos y llenarme de alegria hasta se me pianta un lagrimon de ver a mi LUNITA y a los tres y los kiero mucho........
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