Como
destinado a que así debía suceder, sin explicación ni anticipo de un final de
película, de un desenlace donde un ángel se deposita sobre mi cabeza buscando
que me dé cuenta que algo estaba haciendo mal, aunque era como una última
oportunidad. Era un ángel, un dios…quizás era la intuición de saber que siempre
debía haber un plan B, aunque la verdad eso es más de una trama de El Padrino
que de un pequeño niño de primaria, en años donde la tecnología era apenas una
palabra que ni en los diarios se anunciaba.
Lo cierto es que mi abuela, por aquellos
años me había regalado un grabador, un radiograbador, de esos que nadie hasta
entonces tenía, al menos nadie de mis compañeros de cuarto grado, y yo
comenzaba a darle rienda suelta a mi imaginación con él, plateado y de dos
parlantes, grabábamos radionovelas con mis amigos de los cuales yo era el jefe
de casting, productor, guionista técnico de sonido y editor final, también
actor. Aun conservo alguna de aquellas cintas. Pero alguna vez con la
complicidad de todo el aula haríamos la gran travesura, la más grande de
aquellas épocas, la que de ser descubiertos nos condenarían, sobre todo a mi, a
la peor de las penitencias imaginarias. Grabaríamos a la profesora en una clase
de biología, nada. Pero era para nosotros la gran aventura. Pusimos el grabador
delante, lo tapamos con camperas y allí nos predispusimos… lo cierto es que
pudimos grabar la clase que sin saberlo fue un testimonio valiosísimo que cobró
valor con los años, como lo es hoy. Nosotros hicimos de aquella aventura una
clase agradable, llena de tensiones, aunque era la más inocente jugada.
Siempre los domingos a la anoche recordaba
mis tareas pendientes para el lunes por la mañana y como cada semana…no tenía
nada hecho, es más…un escalofrío inundó mi cuerpo al razonar, sucio de jugar a
la pelota, con sueño de haber comido…que tenía una clase especial…que yo era
parte del equipo a exponer, que no recordaba que tenía que hacer…. Que no tenía
los cuadernos por dejarlos en lo de un amigo y el horario no era para ir a
buscarlo…ni llamar por teléfono….que ese lunes sería fatídico… que mis horas
estaban contadas…que una vez más un aplazo me condenaría el año….otro
aplazo…roja directa. …allí, justo allí algún ángel, ese ángel sobrevoló mi
habitación repleta de tensión…me mostró el grabador, me sonrió la vida y me lo
mostró…. Allí anidaba mi solución…la clase estaba grabada, en el casete estaba
mi baño de agua caliente, tibia o la que fuera…salvando mi lunes con el simple
acto de escuchar ese bendito casete.. allí la maestra daba las consignas y
decía claramente…”Tavcar, usted prepare clima y geografía de la Patagonia
Argentina, Cossentino prepare..”, fui el mas grande sin que nadie lo supiera,
el que nadie derrota, un ganador, el mejor… el ángel me sonrió, ok, no es tan
así…y seguí con mi guardapolvo blanco a mi escuela, con la clase preparada.
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